Aunque la Biblia no da un mandato directo sobre este tema, aparecen ejemplos de ayuno tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Uno de los pasajes más reveladores en los que se menciona el ayuno es Mateo 6:16, donde Jesús está enseñando a sus discípulos los principios básicos de una vida piadosa. Cuando habla sobre el ayuno, comienza con «Cuando ayunas», no «Si ayunas».
Las palabras de Jesús implican que el ayuno será una práctica regular en la vida de sus seguidores.
En este tipo de ayuno, solo se bebe líquidos, generalmente agua con jugos ligeros como opción.
Este tipo de ayuno implica eliminar ciertos elementos de tu dieta. Un ejemplo de ayuno selectivo es el “ayuno de Daniel”. Durante el cual se elimina la carne, los dulces y el pan de tu dieta, consumes agua y jugo para líquidos, frutas y verduras como alimento.
Este ayuno a veces se llama «ayuno judío» e implica abstenerse de comer cualquier tipo de comida en la mañana y en la tarde. Esto puede correlacionarse con momentos específicos del día, como 6:00 a.m. a 3:00 p.m., o desde el amanecer hasta la puesta del sol.
Este ayuno es una gran opción si no tienes mucha experiencia en ayunar, tienes problemas de salud que te impiden ayunar o si deseas reenfocar ciertas áreas de tu vida que están fuera de balance. Por ejemplo, puedes optar por dejar de usar las redes sociales o mirar televisión durante el ayuno y luego traer cuidadosamente ese elemento a tu vida en dosis saludables al concluir el ayuno.
Dietrich Bonhoeffer, en su libro El costo del discipulado, dijo: “Jesús da por sentado que sus discípulos observarán la piadosa costumbre del ayuno. El estricto ejercicio de dominio propio es una característica esencial de la vida cristiana. Tales costumbres tienen un solo propósito: hacer que los discípulos estén más preparados y más alegres para lograr las cosas que Dios hubiera hecho «.
Wesley Duewel, un escritor del siglo XX, dijo: “Usted y yo no tenemos más derecho a omitir el ayuno porque no sentimos un impulso emocional especial que el derecho a omitir la oración, la lectura de la Biblia o la reunión con los hijos de Dios por falta de algunos pautas emocionales especiales. El ayuno es una parte tan bíblica y normal de un caminar espiritual de obediencia con Dios como lo son estos otros». La gente ayuna por varias razones.
El Dr. Bill Bright, en su guía Por qué debería ayunar, enumeró las siguientes razones para buscar a Dios mediante la abnegación.
El ayuno era una disciplina esperada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
El ayuno y la oración pueden restaurar la pérdida del “primer amor” por su Señor y resultar en una relación más íntima con Cristo.
El ayuno es una forma bíblica de verdaderamente humillarse ante los ojos de Dios.
Le permite al Espíritu Santo revelar su verdadera condición espiritual, lo que resulta en quebrantamiento, arrepentimiento y una vida transformada.
El ayuno animará al Espíritu Santo a avivar la Palabra de Dios en su corazón y su verdad será más significativa para usted.
El ayuno puede transformar su vida de oración en una experiencia más rica y personal.
El ayuno puede resultar en un avivamiento personal dinámico en su propia vida y convertirlo en un canal de avivamiento para los demás.
A continuación se presentan siete circunstancias en la Biblia en las que los creyentes buscaron a Dios a través de esta disciplina.
1. Prepararse para el ministerio. Jesús pasó 40 días y noches en el desierto ayunando y orando antes de comenzar la obra de Dios en esta tierra. Necesitaba tiempo a solas para prepararse para lo que su Padre le había llamado a hacer.
2. Buscar la sabiduría de Dios. Pablo y Bernabé oraron y ayunaron por los ancianos de las iglesias antes de encomendarlos al Señor para Su servicio.
3. Para mostrar lamento. Nehemías lamentó, ayunó y oró cuando supo que los muros de Jerusalén habían sido derribados, dejando a los israelitas vulnerables y deshonrados.
4. Buscar liberación o protección. Esdras declaró un ayuno corporativo y oró por un viaje seguro para los israelitas mientras realizaban la caminata de 900 millas a Jerusalén desde Babilonia.
5. Arrepentirse. Después de que Jonás pronunció el juicio contra la ciudad de Nínive, el rey se cubrió con cilicio y se sentó en el polvo. Luego ordenó a la gente que ayunara y orara. Jonás 3:10 dice: «Cuando Dios vio lo que hicieron y cómo se apartaron de sus malos caminos, cedió y no trajo sobre ellos la destrucción que había amenazado».
7. Adorar a Dios. Lucas 2 cuenta la historia de una profetisa de 84 años llamada Anna. El versículo 37 dice: «Ella nunca salió del templo, sino que adoró día y noche, ayunando y orando». Anna estaba dedicada a Dios y el ayuno era una expresión de su amor por él.
7 Pasos Básicos para Ayunar y Orar con Éxito por Bill Bright
Tu Guía Personal para el Ayuno y la Oración
